jueves, 17 de enero de 2013

Llegando a mi destino



     Por fin llegué. Chicago me recibió con un sol espléndido digno de la época estival. Cargada como pocas veces había viajado, maletas y mochilas me acompañaban en esta nueva aventura, dejando a atrás el saber de la comodidad y el calor de la familia. Me encontraba de nuevo en marcha, dispuesta a conocer y descubrir.
     Chicago es conocida por ser la ciudad del viento, que silba entre los elevados edificios que componen la fisonomía de la ciudad, el gigantesco John Hancock de seguro nos mostrará lugares recónditos a vista de pájaro. Gangster y Blues, se entremezclaban en esta magnífica ciudad, Al Capone dejó su huella en estas calles al son de oscuras y nostálgicas melodías afro americanas, que hoy en día siguen sonando amenizando a propios y curiosos.
     Mi primera inquietud será encontrar algún lugar cercano al Downtown, que me permita acceder a él de manera tranquila y que a su vez, me brinde la posibilidad de mantenerme alejada del murmullo del tráfico.
     ¿Dónde hallaré mi lugar? ¿A quién me cruzaré por el camino? Sólo el tiempo y el destino que labre, darán respuestas a mis preguntas.

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